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Clásica y ópera -

"La viuda alegre" en el Teatro Colón


"La viuda alegre" de Franz Lehár cerró la temporada lírica 2011 del Teatro Colón dejando una muy interesante sensación. Sensación que puede ser felicidad, por la grandeza de esta música que no deja y nunca dejará de conmoverme.
Por Alejandro Villarreal


"La viuda alegre" de Franz Lehár cerró la temporada lírica 2011 del Teatro Colón dejando una muy interesante sensación. Sensación que puede ser felicidad, por la grandeza de esta música que no deja y nunca dejará de conmoverme. O tal vez sorpresa, ya que a lo largo de los tres actos la producción fue creciendo de manera irrenunciable logrando una impactante puesta del Colón. O también orgullo, por sentir a la hora del aplauso final que el objetivo se cumplió con creces, de la manera esperada, profesional e inteligentemente.

 

“La viuda alegre" de Franz Lehár relata la vida de una afortunada viuda y el intento de sus paisanos de mantener el dinero en el principado encontrándole un buen marido. Su estreno en Viena, el 30 de diciembre de 1905, fue de gran éxito y en la actualidad es una de las obras más importantes e interpretadas del género. En el Teatro Colón "La viuda alegre" se había presentado en tres ocasiones hasta hoy: en 1955 y en 1974 la obra salió a escena con su versión en castellano y recién en el año 2001 se presentó en su idioma original, el alemán. Esta última producción fue la que el Teatro Colón repuso para la presentación actual, con un importante y suntuoso diseño de escena que lleva la marca de Michael Yeargan. Gran reconocimiento para este hombre que ha delineado una foto de época de comienzos del siglo pasado en cada acto con sus escenografías centradas en el "art nouveau" y que la Directora Candace Evans utilizó de forma impecable en su debut como "regie" en el Colón y en donde estuvo a la altura de un teatro que se encuentra entre los más reconocidos del mundo. Evans hizo y deshizo con su puesta pero nunca perdió la línea, es acaso lo principal que uno pide a un "regie", seguir un lineamiento y no claudicar en su concreción. Cuando no hay lógica en los pasos que se van dando es cuando comienza el principio del fin, muchos directores de escena se han enfrentado al repudio del público por no respetar una línea. Evans demostró no solo ésto, sino que también detalló cada paso del coro y el ballet, llevándonos por momentos a un festival para la vista. Ese orgullo del que hablaba al tratar de definir la sensación ante esta nueva producción del Colón... orgullo por sentir a la hora del aplauso final que el objetivo se cumplió con creces, de la manera esperada, profesional e inteligentemente.

 

¿Qué decir de la música? Lehár logró con "La viuda alegre" un conjunto de grandes melodías de fácil audición, es una obra llena de hallazgos musicales y momentos inspirados. Números populares, bailes regionales, una trama romántica principal y otra trama cómica secundaria hacen de "La viuda alegre" un verdadero modelo de opereta ligera. La música fue interpretada de manera precisa por la Orquesta Estable del Teatro Colón bajo la dirección del maestro Gregor Bühl. En escena los cantantes no solo cumplieron con su rol principal sino que llevaron adelante una actuación muy interesante que le dio vida a cada personaje y mantuvieron la acción sobre todo en el segundo y tercer acto. Cuando se trata de interpretar piezas de humor es muy importante la continuidad y agilidad de los "sketchs" y esto se fue logrando a medida que pasaban los minutos y se instalaba la confianza en el escenario. La soprano noruega Solveig Kringelborn llevó adelante el papel de Hanna Glawari, una interpretación con ciertos altibajos. Su voz nunca logró un vibrato igualado teniendo graves problemas de volumen, es de rescatar su interpretación de la "Canción de Vilia" del segundo acto, pero lamentablemente falló en el final de la misma dejando una sensación ambigua con respecto a su rendimiento. Mathias Hausmann fue el Príncipe Danilo. El barítono, cuya extensión vocal es estable y su timbre cobra una gran notoriedad, deleitó con su actuación que fue brillante de principio a fin. La soprano rusa Lyuba Petrova se puso en la piel de Valencienne resultando impecable en todas sus intervenciones. Su voz de un timbre fino nunca sufrió complicaciones, manteniendo su tesitura y vibrato a lo largo de toda la obra. Brillante el tenor Benjamin Bruns como Camille de Rosillon, inolvidable el dueto "Mein Freund, Vernunft" junto a Lyuba Petrova y su interpretación de la canción "Wie eine Rosenknospe". Por otra parte el bajo Reinhard Dorn cumplió de buena manera con el rol de Mirko Zeta. El Coro Estable del Teatro Colón, que tiene gran relevancia en la obra, como siempre sonó sublime y riguroso, luciéndose la mayoría de sus integrantes más allá del canto y llevando a cabo coreografías muy bien creadas por Candace Evans y Rodolfo Lastra. La música e interpretación de la obra de Lehár, salvo pequeños detalles, estuvo acompañada por la calidad de la producción, dejándome esa sensación de felicidad ante la grandeza de la creación de Franz Lehár y de los intérpretes que la ejecutaron.

 

"La viuda alegre" en el Teatro Colón dejó múltiples e interesantes sensaciones. Quizá la que comprenda el orgullo y la felicidad sea la sorpresa, y no porque el Colón no nos tenga acostumbrados a producciones importantes sino porque lo mejor que nos puede pasar es no perder la capacidad de sorprendernos... Y eso sucedió en el estreno de una nueva puesta de "La viuda alegre" en el Colón y que sirvió de cierre de la presente temporada lírica. Excelente puesta, gran trabajo del Ballet Estable, impecable diseño de vestuario de Mini Zuccheri, grandes interpretaciones de los solistas y una Orquesta viva en manos de Gregor Bühl hicieron de esta presentación una delicia para los sentidos, sin dejar de lado los guiños de humor adicionales a la obra... Palabras en castellano y la utilización de temas de nuestra actualidad en los "parlandos" generaron la complicidad y despertaron sonrisas en los espectadores. Tal vez sea sorpresa esa sensación con la que me fui del Teatro Colón ya que a lo largo de los tres actos la producción fue creciendo de manera incontenible. Brillante en el conjunto, sencillo en las formas e impactante en su totalidad. Sí, fue sorpresa la sensación que dejó "La viuda alegre" en el Teatro Colón.

 

Alejandro César Villarreal
Director de hagaselamusica.com



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